Aprendizaje colaborativo en el aprendizaje a distancia
El Aprendizaje Colaborativo (AC), como lo define Le (2018), abarca una gama de estrategias de enseñanza y aprendizaje que fomentan la colaboración estudiantil dentro de pequeños grupos, típicamente compuestos de dos a cinco estudiantes, con el objetivo de optimizar el aprendizaje individual y colectivo (Johnson & Johnson, 1999). En esencia, el aprendizaje colaborativo representa un enfoque educativo donde grupos de aprendices colaboran para abordar problemas colectivamente, completar tareas o generar productos innovadores. Dentro de este marco, el AC significa un método instructivo donde los aprendices de diferentes niveles de desempeño se unen en pequeños cohortes, unidos por un objetivo compartido (Universidad & Casos, 2018). Es esencial subrayar el significativo rol de la interacción social inherente en las experiencias de aprendizaje colaborativo bien diseñadas. Varios académicos enfatizan que el aprendizaje colaborativo está arraigado en la noción de que el aprendizaje es inherentemente social, donde los participantes se involucran en un discurso significativo para facilitar el aprendizaje (Gerlach, 1994). En consecuencia, Golub (1988) destaca que el AC presenta prominentemente una estructura que fomenta el diálogo estudiantil, reconociendo que gran parte del proceso de aprendizaje ocurre durante estas interacciones.
Como Matthews (1995) acertadamente indica, el aprendizaje colaborativo ocurre cuando los estudiantes y el profesorado trabajan juntos para crear conocimiento. Este enfoque pedagógico se centra en la premisa de que el conocimiento se construye colectivamente, enriqueciendo y expandiendo la comprensión de todos los participantes. Proporciona un contexto social donde los estudiantes participan en conversaciones valoradas por los educadores a nivel universitario (Bruffee, 1984). A diferencia del aprendizaje cooperativo, que enfatiza trabajar juntos con un alto grado de interdependencia, el aprendizaje colaborativo enfatiza principalmente trabajar unos con otros, no necesariamente de manera interdependiente, pero sí en un esfuerzo concertado para explorar, comprender o producir conocimiento (Panitz, 1999).
En el contexto del aprendizaje colaborativo, el rol del discurso estudiantil dentro de grupos competentes tiene una importancia primordial. Para facilitar estas discusiones de manera efectiva, Barnes (2008) ofrece percepciones valiosas:
Alentar a los estudiantes a aportar ejemplos, establecer conexiones desde sus propias experiencias y abordar áreas donde el nuevo material desafía sus creencias anteriores puede fomentar discusiones productivas.
Enfatizar la discusión dirigida por los estudiantes y la explicación como componentes integrales de las lecciones, abarcando la producción y evaluación de evidencia de apoyo.
Cultivar un ambiente donde no solo se espera que los estudiantes proporcionen respuestas, sino que también se les aliente a hacer preguntas. Sus consultas no solo estimulan el pensamiento crítico sino que también sirven como indicadores invaluables de su nivel de comprensión.
Expandiendo sobre la importancia del diálogo, Pierce y Gilles (2008) categorizan la conversación dentro del aprendizaje colaborativo en formas distintas: charla social, charla exploratoria, charla presentacional, meta-charla (haciendo su discurso visible), y charla crítica.
En un sentido práctico, Brubaker et al. (1990) delinean cinco etapas que comprenden el proceso de aprendizaje colaborativo, favoreciendo las preguntas abiertas sobre las cerradas:
Compromiso (o Entrada): Esta etapa inicial involucra a los estudiantes encontrándose e interactuando con la información, que puede ser entregada por diversos medios, como conferencias, lecturas o multimedia.
Exploración: Aquí, los estudiantes tienen la oportunidad de explorar la información presentada. Pueden hacer juicios tentativos mientras se basan en sus experiencias pasadas y el conocimiento existente para lidiar con nueva información. Esta fase permite la libre expresión de pensamientos, la posibilidad de cometer errores y no comprender completamente el material.
Transformación: A los estudiantes se les encarga trabajar activamente con la información para mejorar su comprensión. El docente juega un papel crucialen el monitoreo del progreso de los estudiantes, abordando cualquier malentendido y proporcionando aclaraciones adicionales cuando sea necesario.
Presentación: Esta etapa requiere que los estudiantes presenten sus hallazgos a una audiencia interesada y perspicaz. Las presentaciones en grupo pueden tomar diversas formas, tales como presentar a toda la clase o combinar dos grupos de cuatro en un grupo más grande de ocho.
Reflexión: Al mirar hacia atrás en su viaje de aprendizaje y el proceso que han atravesado, los estudiantes pueden alcanzar una comprensión más profunda tanto de la materia como del proceso de aprendizaje en sí. Esta fase reflexiva fomenta la metacognición y promueve una comprensión holística del contenido.
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